Lucho fue al mercado y vio algo que le cortó la respiración. No cabía duda, había una señora que vendía ... ¡varitas mágicas¡.
- ¿Funcionan? - preguntó Lucho.
- tres veces cada una - respondió la señora -. Y cuestan diez soles.
"¡qué pena¡", pensó Lucho. "Sólo tengo cinco soles".
Entonces tuvo una gran idea: ¿por qué no vendía sus canicas y compraba una varita mágica?.
Dicho y hecho, Lucho vendió sus canicas y se compró la varita mágica. Muy contento empezó a pedirle cosas. Primero le pidió cien canicas. Y, al instante, las canicas aparecieron.
Lo segundo que pidió fue una pelota de colores. Y la pelota apareció rebotando por la casa.
En tercer lugar pidió diez soles para comprar otra varita mágica. Pero, entonces, no se sabe porqué la varita desapareció.
Autor : Adaptación de Consuelo Armijo.
Texto : Lecturas Narrativas. Editorial Santillana.
Año : 2007.
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