Autora: Teresina Muñoz - Nájar
Año de edición: 2008
Promociona el libro: Tienda Wong y Metro
Título: EL MAÍZ
EL CAMINANTE
Aunque Cristóbal Colón hizo en total cuatro viajes a América, no alcanzó a conocer por completo este hermoso continente. Pero como era muy inteligente y curiosos mandó a sus marineros a explorar las tierras a las que él no pudo llegar.
Así fue como Rodrigo de Jerez y Luis Torres me encontraron en Cuba, hace más de 500 años.
Y es que en esa época, 1492, yo ya me había recorrido casi todo Centro y Sudamérica. Y ya crecía feliz en chacras y huertos, porque era uno de los alimentos más importantes.
Era tan apreciado como el pan que los europeos hacían con harina de trigo y que en esos tiempos era para ellos como una bendición de Dios.
LOS HOMBRES DE MAÍZ
Mi historia es muy, muy antigua. Antonio Brack Egg, un científico peruano que se preocupa mucho por la naturaleza,
dice que nací hace más de 5,000 años y que es muy probable que lo hiciera en dos lugares a la vez: en el Perú y en México.
Los antiguos pobladores de Perú y México tenían sus propias religiones y sus propios dioses. Los mayas que vivieron en México, Guatemala y Honduras, por ejemplo, creían que los dioses habián hecho a los primeros hombres de masa de maíz.
EN LAS NUBES
Una de las diosas de los incas se llamó Mama Sara, que significa "madre de todos los alimentos". Y es que en quechua sara quiere decir maíz. Los incas tenían dioses hombres y diosas mujeres.
Ellos y los hombres que vivieron antes que ellos: los nazca, los paracas, los chimú, los mochicas y otros, bebían chicha preparada con nosotros como ingrediente principal.
La chicha acompañaba las comidas de los antiguos peruanos y también cumplía un papel destacado en sus ceremonias religiosas.
Para ellos, las "huacas" eran como sus templos. Entonces, antes de entrar a la "huaca", derramaban un poquito de chicha sobre la tierra. Era una manera de agradecerle por todos los alimentos que les daba.
Para ellos, las "huacas" eran como sus templos. Entonces, antes de entrar a la "huaca", derramaban un poquito de chicha sobre la tierra. Era una manera de agradecerle por todos los alimentos que les daba.
EL MAGO MAÍZ
Desde que comienzo a crecer hasta que me vuelvo viejito voy cambiando de nombres y de sabores porque a veces me comen hervido y a veces me tuestan.
Desde que comienzo a crecer hasta que me vuelvo viejito voy cambiando de nombres y de sabores porque a veces me comen hervido y a veces me tuestan.
En el Perú cuando soy muy jovencito me llaman "choclo" y en México "elote". En otros lugares soy "mazorca". No hay nada más deliciosos que comerme recién cosechado cuando mis granitos están muy tiernos.
Pero eso no es todo: a medio cocer y luego secado al sol y molido soy "chochoca". Y germinado, es decir humedecido dentro de una vasija hasta que me sale una raicilla, me convierto en "jora", que es el maíz con el que se hace la chicha.
Les voy a contar, además, mi gran secreto.
Cuando me hierven con cal o con ceniza mi piel y ese ombliguito que tengo se salen muy rápido. Esto hace que mis granos se muelan con gran facilidad para luego convertirme en tamales o humitas.
Solo tienen que sancocharme un ratito y luego saborearme con un pedazo de queso fresco o con un poco de mantequilla que, como estoy caliente, se derrite.. ¡mmm!
Cuando soy mayorcito me secan y luego me remojan y me hierven para convertirme en "mote". O tambien me tuestan y me llamo "canchita".
Pero eso no es todo: a medio cocer y luego secado al sol y molido soy "chochoca". Y germinado, es decir humedecido dentro de una vasija hasta que me sale una raicilla, me convierto en "jora", que es el maíz con el que se hace la chicha.
Les voy a contar, además, mi gran secreto.
Cuando me hierven con cal o con ceniza mi piel y ese ombliguito que tengo se salen muy rápido. Esto hace que mis granos se muelan con gran facilidad para luego convertirme en tamales o humitas.
Esta forma de cocerme, con la cal o ceniza, la inventaron los antiguos mexicanos y peruanos que ya hacían humitas de maíz fresco y tamales de maíz maduro.
Lo más interesante es que en todo este proceso, que tiene un nombre un poco complicado: NIXTAMALIZACION, mi valor nutritivo aumenta muchísimo.
Las tortillas, que los mexicanos comen a toda hora, son muy nutritivas. Se comen solitas como pan o rellenas en su popular forma de "taco"
DE COLORES
Soy blanco cuando estoy tierno y medio amarillito cuando me sancochan, pero puedo ser de varios colores: rojo, morado, anaranjado, negro azulado.
El doctor Brack Egg dice que somos de muchas razas y que tengo unas 36 variedades. Y como ocurre con mi vieja amiga la papa, a mi también me estudian y me mejoran.
Hay dos variedades de maíces que a mi me encantan. Uno es el maíz que crece en el Valle Sagrado, en el Cusco, y otro es el maíz morado.
El cusqueño -que soy yo- es de una calidad inigualable. De granos enormes y deliciosos. ¡Soy apreciadísimo! Con el maíz morado se preparan la famosa chicha y la mazamorra morada. En México también hay maíz morado, pero allí a nadie se le ha ocurrido convertirlo en chicha.
CAMINO A LA FAMA
Llegué a España luego del primer viaje de Colón. Al comienzo solo me utilizaron para comida de gallinas y pollos y mi follaje, que son las hojas que tiene mi planta, se lo daban a las vacas y ovejas.
Pasados cien años se dieron cuenta de que era un gran alimento. No pude desplazar en importancia a mi amigo el trigo, el cereal favorito de los europeos, pero no me importó.
Lo más interesante es que en todo este proceso, que tiene un nombre un poco complicado: NIXTAMALIZACION, mi valor nutritivo aumenta muchísimo.
Las tortillas, que los mexicanos comen a toda hora, son muy nutritivas. Se comen solitas como pan o rellenas en su popular forma de "taco"
DE COLORES
Soy blanco cuando estoy tierno y medio amarillito cuando me sancochan, pero puedo ser de varios colores: rojo, morado, anaranjado, negro azulado.
El doctor Brack Egg dice que somos de muchas razas y que tengo unas 36 variedades. Y como ocurre con mi vieja amiga la papa, a mi también me estudian y me mejoran.
Hay dos variedades de maíces que a mi me encantan. Uno es el maíz que crece en el Valle Sagrado, en el Cusco, y otro es el maíz morado.
El cusqueño -que soy yo- es de una calidad inigualable. De granos enormes y deliciosos. ¡Soy apreciadísimo! Con el maíz morado se preparan la famosa chicha y la mazamorra morada. En México también hay maíz morado, pero allí a nadie se le ha ocurrido convertirlo en chicha.
CAMINO A LA FAMA
Llegué a España luego del primer viaje de Colón. Al comienzo solo me utilizaron para comida de gallinas y pollos y mi follaje, que son las hojas que tiene mi planta, se lo daban a las vacas y ovejas.
Pasados cien años se dieron cuenta de que era un gran alimento. No pude desplazar en importancia a mi amigo el trigo, el cereal favorito de los europeos, pero no me importó.
Y es que a mí también me pasaron cosas buenas. Aparecí por todas las ciudades de Europa y también del Africa. Los italianos se encantaron conmigo, y su polenta, que antes de conocerme la hacían con "mijo", un grano de la India, la comenzaron a hacer con mi harina.
Hay una novela que se llama "Gargantúa y Pantagruel". La escribió el francés Rabelais, en 1532.
¡Yo aparezco en la novela convertido en polenta! Gargantúa y Pantagruel eran unos gigantes gigantísimos que tenían que llenar sus enormes barrigas con mucha comida: ¡Y me comieron a mí!
Hay una novela que se llama "Gargantúa y Pantagruel". La escribió el francés Rabelais, en 1532.
¡Yo aparezco en la novela convertido en polenta! Gargantúa y Pantagruel eran unos gigantes gigantísimos que tenían que llenar sus enormes barrigas con mucha comida: ¡Y me comieron a mí!
También me hice famoso en la forma que más les gusta a los niños, es decir como palomita de maíz. Y no es un invento reciente. Los antiguos peruanos y mexicanos ya sabían tostarme para que yo explotará y saliera disparado y volando como una palomita de la olla de barro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario